Los Problemas Políticos del 123, por Alejandro González LLaguno

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123 Ñuñoa, es la plataforma política y social que reúne a las fuerzas sociales, ciudadanas y políticas de la comuna con el objetivo político de ganar de manera unitaria el municipio en las próximas elecciones municipales.

A su vez, este objetivo persigue un fin superior: democratizar la comuna.

En efecto, es un diagnóstico transversal que esta comuna necesita democratizarse e impulsar la más amplia participación ciudadana. Este es, sin duda, el elemento que aglutina el proyecto del 123; y detrás, las fuerzas socio-políticas que lo conforman. En consecuencia, no se trata de ganar el municipio por el gusto de ganarle a la derecha después de muchas elecciones; al contrario, ese objetivo se sustenta en un proyecto de comuna que empieza con su democratización. Surge, por tanto, una primera pregunta relevante: ¿qué entendemos por democratizar la comuna?

Antes de responder, quiero seguir con el proyecto 123 Ñuñoa. El origen de esta plataforma encuentra raíces en el hecho de que ganarle a Sabat era complejo, difícil y aparentemente “imposible” hasta cuando se contaron los votos en la última elección. El diagnóstico apuntaba, por tanto, a que sólo la unidad de las fuerzas progresistas de la comuna “de la DC a los igualitarios” aseguraba el triunfo. Por tanto, candidato único era la orden del día.

Pero, a su vez, la posibilidad de un “candidato único” instalaba dos interrogantes: ¿cómo elegirlo? y ¿con qué propuesta?

Como una respuesta a estas dudas políticas surge la solución: primarias vinculantes y programa.

De este modo, la plataforma del 123 Ñuñoa surge políticamente para ganar la alcaldía sobre la base

 de una trinidad: primarias, candidato único y programa. En consecuencia, el candidato debería salir de una primaria vinculante y gobernar sobre la base de un programa unitario y consensuado por todos los actores involucrados.

Sin embargo, en este camino de búsqueda y consenso unitario han surgido problemas políticos que no han sido solucionados y se arrastran día a día, semana a semana y asamblea en asamblea.

¿Cuáles son?

A mi entender son tres: confianzas, incertidumbre sobre la posibilidad de hacer una primaria y débil conducción política de la coordinación. Me voy a concentrar en los dos primeros.

Las confianzas. Para nadie es desconocido que el 123 esta cruzado por la desconfianza entre sus miembros: partidos, mundo social y potenciales candidaturas. Este es, sin duda, un problema político de proporciones que impide avanzar con certeza, fluidez y compromiso. No hay instancia –asamblea o reuniones de coordinación- en que no se manifiesten las desconfianzas expresadas en un lenguaje de confrontación, en tensiones entre fuerzas políticas y en ataques velados y/o directos a los potenciales candidatos.

La expresión política de esta desconfianza al interior de la plataforma se expresa en que no se “creen unos a otros”, en que no se “aceptan unos a otros”, en que no se “respetan unos a otros”. En consecuencia, ¿cómo construir un proyecto común cuando no hay confianza y camaradería entre sus miembros?

La primaria. Sólo desde la última asamblea hubo un sinceramiento de que bajo la actual ley no se pueden realizar primarias locales con pactos que rompan los alineamientos nacionales. Un problema mayúsculo que debió tenerse claro desde el primer día y no después de seis meses. En la primera asamblea de abril se planteó que una de las comisiones de trabajo sería la comisión electoral; que, estaría encargada de conocer y administrar todo lo relacionado al proceso de primarias. Pregunto: ¿existe esa comisión?

Ante este escenario hay dos posibilidades: que se apruebe un proyecto de ley que haría posible su realización y/o hacer “primarias morales” no sólo vinculantes, sino también organizadas, administradas y financiadas por la asamblea como instancia soberana de la plataforma social y política del 123. Hoy, esta es la única posibilidad.

Hay un segundo problema en relación a las primarias. Se trata, de que en privado todos o casi todos los actores políticos de la asamblea manifiestan dudas acerca de que esta plataforma funcione y logre su objetivo. Hay mucha incertidumbre al respecto. No obstante, en público todos se muestran partidarios y comprometidos con este proceso; sin embargo, ninguno lo ha hecho de forma oficial y formal: sólo buenas intenciones.

Por otro lado, es evidente -sobre todo, en el contexto de una política nacionalizada- que ninguna fuerza política a nivel local está en condiciones políticas de hacer un compromiso formal con el proceso unitario. Ninguna lo ha hecho. Insisto, “sólo buenas intenciones”. Esto, sin embargo, no desconoce el hecho de que hay voluntad de avanzar en el proceso; sobre todo, cuando la unidad asegura el triunfo.

Hay un tercer elemento. Se trata, del “factor DC”. A la fecha, la DC local no participa de la plataforma unitaria; y, hasta donde se sabe, no tiene intención de hacerlo. Esto, sin duda, es un problema político no sólo para el proyecto 123, sino también –y, sobre todo- para la Nueva Mayoría.

Este hecho, ¿puede hacer fracasar la primaria local?  O, acaso, la Nueva Mayoría comunal va seguir confiando en que el aislamiento de este partido va terminar generando las condiciones para su incorporación. A la fecha, es un problema que no tiene respuestas. No es un problema menor.

Un cuarto problema tiene que ver con que a la fecha no hay candidaturas oficiales. Seguimos en el terreno de la especulación. No obstante, rumores, suposiciones y declaración de intenciones llenan el vacío que se produce. En esta última dirección, se sabe que el PPD, el PC y los socialistas han manifestado la voluntad de competir. Del mismo modo, los radicales manifestaron –en una oportunidad-  que no llevan candidato a  la primaria ya sea de la Nueva Mayoría o del 123.

Al respecto, ¿qué tienen que decir los progresistas, Revolución democrática y el Frente Amplio?

Esta situación, instala un hecho político: la Nueva Mayoría va definir su candidato por medio de primarias. Sin embargo, surge un problema a resolver y del que no se tiene claridad.

Hay dos escenarios posibles. El primero se construye sobre la base de que no se realice la primaria bajo la plataforma y el compromiso del 123. Esto, obliga “naturalmente” a que la Nueva Mayoría haga su primaria y lleve candidato único al municipio.

El problema, surge en el segundo escenario; es decir, que si se realicen primarias unitarias bajo el 123. Esto, obliga a que la NM decida competir al interior del 123 con candidato único –surgido de una primaria o una negociación- o competir con todas sus opciones en la primaria del 123.

A su vez, esto plantea dos problemas a resolver: definir la fecha previa a la primaria unitaria -¿cuándo se hace?- y evaluar el impacto de la fragmentación en su resultado final; que, sin duda, puede conducir a perder la primaria frente a las fuerzas autodefinidas como “no duopolicas”.

Finalmente, no hay que olvidar que independientemente de estos problemas políticos, hay una demanda transversal que los une a todos: “democratizar la comuna”.

Democratizar la comuna implica dos cosas: fomentar y fortalecer la participación socio-ciudadana y de la sociedad civil local e instalar una estilo de gestión participativo –no necesariamente vinculante-, transparente, amable, cercano e inclusivo.

Esta idea fuerza que une a todos los actores sociales, políticos y ciudadanos de la comuna plantea una primera pregunta: ¿quién interpreta mejor ese tipo de liderazgo?

Los tiempos se agotan y la plataforma del 123 avanza lentamente para cumplir sus objetivos. Ha llegado el momento de empezar a despejar dudas e instalar compromisos. Ha llegado el momento de apurar el tranco y sincerar posiciones. Ha llegado el momento de entender que el 123 es el pilar fundacional para avanzar hacia un modelo local de democracia.

Por Alejandro González LLaguno, Sociólogo

llaguno@nunorktimes.cl

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