Las debilidades políticas y electorales de la derecha ñuñoina, por Alejandro González LLaguno

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En un análisis anterior plateaba que el escenario político de Ñuñoa había cambiado de manera relevante desde el momento en que Sabat dejaba la conducción del municipio. No obstante, en rigor, ese cambio había comenzado cuando estuvo a punto de perder la alcaldía en las municipales pasadas. En este análisis, voy a poner atención en los efectos políticos y electorales que su salida va tener sobre la derecha local.

Los efectos políticos ya se sintieron con la elección del alcalde Zahri y la imposibilidad de instalar en la sucesión a su “preferido” el concejal Benavides. En efecto, se observa, en primer lugar un quiebre en  el sector a nivel local. La profundidad y los impactos de este hecho no es posible evaluarla hoy; a lo menos, hasta saber lo que ocurrirá el próximo 23 de octubre –en unos días más- cuando sepamos qué camino va tomar el nuevo edil: ¿seguirá como militante RN?

El hecho, no es menor, por cuanto ya ha manifestado su intención de postular a la elección de octubre del 2016. Lo que no está claro es, si lo hará como militante de Renovación Nacional, como independiente o como integrante de Amplitud.

Si, renuncia a su actual militancia es evidente que no será el candidato del sector; y, con ello, el sabatismo podrá instalar a uno de los suyos. No obstante, deberá –eventualmente- enfrentar a las cartas nacionales que suenan en la comuna como Matthei o Cecilia Pérez en el contexto de fortalecer las opciones de la derecha local ante su evidente debilidad. La derecha, no va entregar el municipio fácilmente.

Al contrario, si no renuncia se instala un conflicto de proporciones en la derecha local. La disputa con el sabatismo será a muerte. Incluso, se abre un escenario de potenciales primarias que eviten un quiebre y una ruptura mayor. No obstante, no hay duda que en esta situación las redes de “los Sabat” harán que uno de los suyos salga victorioso.

Incluso, no se puede descartar la posibilidad de que la derecha local –por primera vez- enfrente la elección de Alcalde dividida: “sabatismo v/s Zahri”. En unos días más, podremos despejar algunas incertidumbres y develar algunos hechos que permitan hacer un análisis más sólido.

Junto a este problema político, surge la cuestión electoral. Es sabido que el ex Alcalde “era o es” una fuerza electoral potente no sólo en relación al conjunto de las fuerzas políticas, sino también al interior de su sector. Sus cifras son evidentes. Siempre fue primera mayoría. Veamos.

En las municipales del ’92, Sabat logra 25.217 votos. Esa cifra, representa el 24% de los votos totales, el 63% de la votación del sector y el 77% de la votación de Renovación Nacional. En las municipales del ’96, Sabat logra 28.669 votos. Esa cifra, representa el 31% de los votos totales, el 72% de la votación del sector y el 94% de la votación de Renovación Nacional. En las municipales del 2000, Sabat logra 58.433 votos. Esa cifra, representa el 59% de los votos totales, el 96% de la votación del sector y el 98% de la votación de Renovación Nacional.

Desde las municipales del 2004 la elección de concejales y de Alcalde se separa. El primer efecto, es que los concejales quedan huérfanos del cacique y benefactor electoral. Desde este momento, comienza a operar el voto cruzado. Este hecho, es relevante porque Sabat siempre logra subir la votación del sector a nivel de Alcalde. Pongo atención en esta situación porque puede ser significativa y decisiva para la próxima elección no sólo en la perspectiva de los votos, sino también en relación al impacto que este hecho puede tener sobre la negociación política del sector respecto a la sucesión.

Hay, sin duda, algunas preguntas relevantes: ¿qué rol va jugar Sabat en la próxima campaña?; ¿tendrá la capacidad de traspasar votación?; ¿qué impacto tendrá su salida sobre la lista de los concejales?

En las municipales del 2004, la lista de concejales de la derecha obtiene 44.767 votos. Sabat, a su vez, logra 56.973 votos; es decir, sube la votación del sector en 12.206 preferencias. Resulta evidente, observar que esta votación surge de electores que votan en concejales por la concertación y que para Alcalde cambian su voto.

En la municipales del 2008, la lista de concejales de la derecha estabiliza su votación en 44.791 votos. Sabat, a su vez, obtiene 55.202 votos; es decir, logra subir la votación del sector en 10.411 preferencias. En esta elección, el voto cruzado tiene menos impacto que en la elección anterior. De hecho, la concertación, casi no tiene fuga de votos; por lo que, sabat logra subir su votación respecto a la que el sector obtiene en concejales debido al voto de los autodenominados “no duopolicos” que pierden entre una y otra elección 6.421 votos, al voto del PRI -2.490 votos- y a la disminución de nulos y blancos. En consecuencia, podemos afirmar que las fuerzas opositoras a Sabat en ambas elecciones pierden votación en favor del ex edil.

Y, así llegamos a las emblemáticas elecciones del 2012. La lista de concejales de la derecha baja su votación en 15.395 votos, alcanzando 29.396 preferencias. Sabat, a su vez, obtiene 34.247 votos; perdiendo 20.955 votos respecto a su última elección. Sin embargo, nuevamente hay voto cruzado. De hecho, el ex edil sube la votación del sector en 4.851 preferencias. Sin embargo, las fuerzas “no Sabat” en esta elección lograron retener votación y no transferir a nivel de Alcalde hacia el ex edil. De hecho, el “plus” de votos que hace posible subir la votación de los concejales hacia el Alcalde proviene de los nulos y blancos.

Electoralmente, sin duda, Sabat se ha debilitado. De hecho, no sólo perdió una cantidad significativa de votos, sino también perdió su capacidad de lograr voto cruzado.

Pero, ¿qué explica esta situación?

Sin entrar en los detalles, se observa que la baja de Sabat se debe, principalmente, a que su electorado no fue a votar. Hay que tener muy claro –sobre todo, para las evaluaciones actuales- que las fuerzas “no Sabat” aumentan su votación de manera muy leve. De hecho, los únicos que crecen son las fuerzas “no duopolicas”.

De hecho, la derecha en general hace el diagnóstico de que su derrota en octubre del 2012 se debe a que su “gente se quedó en casa” a nivel nacional y en Ñuñoa. No hay que olvidar, por otro lado, que la elección se da a nivel global en el contexto de la crisis del gobierno de Piñera. Y en el plano local, en el marco de las movilizaciones estudiantiles del 2011, de los problemas que enfrenta derivados de la reconstrucción post terremoto y de la crisis que estalla por la construcción de la “Clínica Ñuñoa”.

Sin duda, Sabat inicio su nueva gestión debilitado electoralmente. Hoy, luego de los últimos sucesos políticos de la comuna, su debilidad es política. Su fragilidad es, al mismo tiempo, la debilidad de la derecha local.

Sin Sabat, la derecha ñuñoina queda huérfana y débil. Y sin Zahri, la derecha pierda 7.000 votos. Y como la política es dinámica y el poder es una cuestión de vocación, el ex edil ha confesado que “si las cosas andan mal en Ñuñoa, voy a volver a la alcaldía”.

La lucha por el sillón alcaldício de Ñuñoa será intensa. En rigor, la competencia ya empezó en todos los bandos.

Por Alejandro González LLaguno, Sociólogo

llaguno@nunorktimes.cl

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