Vecinos de Pucará Denuncian la Construcción de Edificio de 14 Pisos, con el Fin de Destruir la Población Artúro Prat

Hace unas dos semanas, el martes 27 de octubre del presente año nos enteramos a través de un aviso publicitario en una revista que la inmobiliaria Stitchkin estaba vendiendo «en blanco» un nuevo proyecto llamado «Pucará 4886». Como vecinos de esta tranquila calle quedamos impactados, tendríamos una torre de 14 pisos al lado de nosotros, quedarían 7 casas isla (condominio isla, para ser exactos) y muchísimas casas cenicero, como a los empresarios inmobiliarios les gusta llamar a las casas que, como sería nuestro caso, quedan al lado de grandes edificios, sirviendo como receptáculos de colillas de cigarro lanzadas desde los balcones.

Inmediatamente nos pusimos en contacto con nuestros vecinos, redactamos una carta dirigida al alcalde Zarhi y reunimos 106 firmas, todas obtenidas de habitantes de la manzana afectada, para expresar nuestra férrea oposición a esta gigantesca torre en pleno barrio residencial.

Investigando con la ayuda de un vecino abogado, encontramos que las casas presentes en el anteproyecto de la inmobiliaria ni siquiera estaban vendidas, incluso una de ellas tenía un embargo pendiente. A pesar de todo eso, Stitchkin venía vendiendo departamentos en blanco hace aproximadamente un mes. También descubrimos que nuestras casas se ubican en un sector Z-3 según el Plan Regulador Comunal de 2007 y además en Zona de Renovación Urbana, según decreto exento de 2001 del MINVU. Resulta que la renovación urbana consiste en un subsidio para viviendas de valor menor a 2.000 UF, mientras que el departamento más barato de Pucará 4886 cuesta unas 2.400 UF, así que no aplica. La Z-3, en cambio, es una disposición comunal. Se nota que es una excepción debido a que casi toda Ñuñoa norte es Z-4m, que permite hasta 5 pisos, mientras que nuestra Z-3 no tiene límite de altura. En ninguna parte figura su objetivo, pero creemos que tiene que ver con el hecho de que justo en estas manzanas se ubica la población Arturo Prat y alguna autoridad quiso borrarla. De hecho, es la única población de la comuna que no aparece en la caracterización del PLADECO.

Gracias a los dirigentes vecinales Julia Rioseco y Alejandro Jiménez, presidentes de las juntas de vecinos 6 «Parque Gorostiaga» y 3 «Arturo Prat», respectivamente, logramos que nuestro problema fuese escuchado por el recién asumido alcalde Andrés Zarhi en la reunión del COSOC del día 29 de octubre. Dijo textualmente, «se van a suspender por tres meses (los permisos de edificación) en Pucará, Emilia Téllez, todo ese sector». Declaración que hasta ahora se ha quedado en eso, solo palabras.

Luego de la reunión, el Director de Obras Municipales, Carlos Frías, fue a hablar con cuatro vecinos que estábamos ahí, entre nosotros la madre de un niño de tres años que se verá muy afectada viviendo al lado de la torre, una mujer embarazada de cinco meses y con un hijo de dos años y otra vecina que compró casa hace cinco meses sin que nadie le avisara que se iba a construir un nuevo edificio, dejándola encerrada entre dos construcciones de más de diez pisos. En ese momento, el Sr. Frías hizo gala de una absoluta falta de empatía, incluso de decencia humana, ironizando con nuestro dolor, aconsejándonos personalmente que «hiciéramos entre todos una vaca para comprar una de las casas aún no vendidas y embarrarle el proyecto a la inmobiliaria». Al escuchar esto no nos quedó más que llorar. Ante esto, el Sr. Frías improvisó unas disculpas pero sigue insistiendo hasta el día de hoy en que es una «buena idea». Se retiró sin despedirse. Días después, nos escribió por twitter: «La idea es identificarlos y saber quiénes son quiénes. Haremos mesas de trabajo». De esa mesa tampoco hemos sabido nada.

Lo cierto es que desde hace una semana y media hemos intentado infructuosamente y por todas las vías posibles, incluso con la intercesión del concejal Jaime Castillo y con la ayuda de la Concejala Paula Mendoza, una audiencia con el alcalde, pero parece que para él 106 vecinos no somos suficientes para escucharnos siquiera 15 minutos. Lo más indignante de todo es que mientras por un lado nos prometen suspensión y mesa de trabajo, nos enteramos que este miércoles 4 de noviembre recién pasado se ingresó la solicitud de permiso de edificación de Pucará 4886. Tenemos la legítima duda de que todo esto pudiese ser una táctica dilatoria para mantenernos distraídos mientras aprueban el permiso de forma solapada.

No queremos perder nuestra tranquilidad, privacidad y luz al lado de una gigantesca torre de 14 pisos distanciada apenas 3,5 metros de nuestro muro pareado. No queremos que el condominio de nuestros vecinos quede atrapado entre dos edificios de más de 10 pisos. No queremos que las decisiones en nuestra comuna las sigan tomando las inmobiliarias, con la generosa ayuda del alcalde y el director de obras, y no los vecinos de Ñuñoa. Nos da rabia pensar que si este mismo proyecto se hubiese presentado en la manzana de al lado, hubiese tenido un máximo de 5 pisos, igual que en casi toda Ñuñoa norte, pero como está en nuestra manzana Z-3, donde se ubica la población «Arturo Prat», tenemos que aguantar una torre con libre altura. Es injusto y discriminatorio.