La DC de Ñuñoa Entre la Debilidad Electoral y el Aislamiento Político.

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La DC desde los noventa ha vivido un lento y sistemático proceso de desgaste político, electoral e ideológico. Político, porque ha perdido la capacidad de liderar, articular y convocar; electoral, porque ha bajado de manera significativa su votación; e ideológico, porque su ideología fundante –expresada en el humanismo cristiano de raíz reformista- ha sucumbido ante la presión neoliberal.

A nivel nacional han dejado de posicionar figuras presidenciales. Sólo pensemos en la evolución que hay de Aylwin a Orrego. Es más, hoy no tiene ninguna posibilidad de instalar una figura presidencial con posibilidades reales y de ganar una primaria al interior de la Nueva Mayoría. En el plano de los diputados hay una baja significativa de un millón de votos entre la elección de 1989 y la del 2013. La baja absoluta va de 1.766.347 votos a 967.000 votos; y, en términos relativos, del 26% al 15%. A su vez, los diputados bajan de 38 a 21.

A nivel de los municipios ocurre algo similar. En los concejales entre 1992 y el 2012 la baja también oscila en torno al millón de votos; al bajar de 1.854.679 votos a 804.000 votos; es decir, del 29% al 15% y de 643 a 391 concejales. En relación a los alcaldes entre el 2004 y 2012 hay una pérdida de 450.000 votos al bajar del 20% al 16% y de 99 a 56 Alcaldes.

Si llevamos esta tendencia al plano de local de la comuna de Ñuñoa observamos algo muy similar. De hecho, en las municipales del ’92 no sólo obtuvo 28.268 votos, sino también, dirigió el municipio con Castillo Soto por el tiempo de dos años y logro 3 concejales –Fábrega, Burgos, Castillo-.  En 1996, bajan su votación a 21.500 votos y se quedan con un concejal –el histórico, Alejandro Hales-. Las elecciones del 2000 marcan una crisis total que es correlativa con lo que sucede a nivel nacional. De hecho, en la comuna la DC baja de manera brutal a 6.095 votos y mantiene un concejal –Ana Hernández-.

Desde el 2004 la elección de Concejales y Alcaldes se separan. A nivel del concejo hay un alza significativa al subir a 18.111 votos y pasar de uno a dos concejales. Sin duda, la presencia de la figura nacional de Jaime Hales Dib y la vuelta de Castillo Soto a la competencia electoral generan las condiciones para que la DC pueda revertir el magro resultado anterior. Sin embargo, se trata de una votación que en doce años –desde 1992- ha perdido 10.000 votos.

En el 2008, hay otra significativa baja de la DC local. Se logra una votación de 8.866 preferencias y se pierde un concejal. Castillo Soto mantiene el cupo y capta el 66% de los votos del partido. Finalmente, en el 2012 nuevamente Castillo Soto mantiene el cupo de la DC en el concejo al lograr 4.427 votos y representar el 54% de los votos de su partido.

A nivel de Alcaldes, solamente en las elecciones del 2004 logra imponer un candidato de unidad en la comuna –Jacqueline Saintard-. Su votación alcanza 29.681 votos (31.8%). En consecuencia, en las dos siguientes elecciones son los socialistas los que logran instalar el candidato del sector –Danae Mlynarz y Maya Fernández-.

Se observa, en definitiva que la DC en los concejales ha perdido desde 1992 un total de 20.000 votos; al bajar de 28.000 a 8.000 votos. Lo complejo, es que esta última cifra ha estado estable en las dos últimas elecciones. Del mismo modo, su figura política local más importante e influyente –Jaime Castillo Soto- baja su votación en este mismo período de 14.669 votos a 4.427 preferencias, es decir, pierde 10.000 votos en el mismo lapso de tiempo.

No hay duda, el panorama electoral no es auspicioso. Al revisar lo que ocurre en la elección de diputados la tendencia a la baja no mejora. Al contrario, se consolida.

En 1989, la DC con el “Gute” Martínez obtiene 44.552 votos. Luego, se observa una baja sistemática hasta las parlamentarias del 2001 cuando Jorge Burgos logra 23.073 preferencias. Es decir, en una década la DC local baja a nivel de los diputados a la mitad al perder 21.000 votos.

No obstante, desde el 2005 hay un alza debido al trabajo de Burgos al lograr 29.435 votos. En el 2009, sigue el alza y llega a los 32.525 votos. Sin embargo, respecto del piso del ’89 hay una baja de 12.000 votos.

Las elecciones del 2013 muestran datos interesantes y contradictorios. A nivel de los diputados, Sebastián Pavlovic obtiene en la comuna solamente 7.658 votos; bajando de manera profunda la votación de la última parlamentaria. Un resultado similar, lo obtiene la DC local en las primarias del mismo año cuando el pre-candidato presidencial Claudio Orrego, obtiene en la comuna 6.789 votos. Lo interesante es que estos números son similares a los que obtienen en concejales el año anterior cuando logran 8.213 preferencias y en la elección del 2008 cuando logran 8.800 votos. En consecuencia, ¿se podría hablar de una tendencia?

Podríamos responder afirmativamente; si, no fuera por los resultados que obtiene la DC en la comuna en la elección de Cores del 2013 cuando con la figura nacional y emblemática de Mariana Aylwin logran subir a 12.030 votos.

Si bien, se rompe la tendencia, se trata, de un hecho particular que no lograr sacar a la DC local de su declive electoral y de su estancamiento. La mayor lección es, sin duda, el rendimiento que una figura nacional puede tener a nivel local.

Lo claro y evidente, es que la DC local ha perdido fuerza electoral. Los últimos resultados de la Unión Comunal confirman este debilitamiento.

Finalmente, hay un tema a nivel local que el partido debe resolver en el contexto de su debilitamiento electoral, político e ideológico. Se trata, que hoy el PDC de Ñuñoa está en una situación de aislamiento.

En efecto, mientras todas las fuerzas opositoras a Sabat y a que la derecha siga controlando el municipio, agrupadas en la plataforma social y política del 123 Ñuñoa, buscan unidad política y electoral para enfrentar las municipales con candidato único, la DC local se resta de ese proceso y se instala en una posición de intransigencia y aislamiento.

A principios de los noventa, la DC local tenía tres concejales, pudo dirigir el municipio dos años, tenía diputado y senador. Hoy, tiene un concejal, no tiene posibilidades de dirigir el gobierno local –sólo por secretaría-, perdió su diputado y su senadora. Su debilidad electoral, su aislamiento político y su intransigencia son los principales problemas que hoy debe resolver. Negar lo evidente, finalmente, sólo contribuye a profundizar su crisis y a poner en riesgo la posibilidad histórica de ganar un municipio emblemático. Los tiempos políticos se agotan y las definiciones son inevitables.

Por Alejandro González LLaguno, Sociólogo

llaguno@nunorktimes.cl

 

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